Una llaga abierta en el suelo de Europa
Los pies llenos de heridas de Aya, 17 años, de origen sirio después de 30 horas sin descanso, en el 'check point' instalado tras la linea fronteriza. ALBERTO DI LOLLI
Hungría traslada a los refugiados a centros a modo de cárceles para identificarlos
Se llama Aya y llora como una Magdalena junto a su esposo. Llora y llora y no deja de llorar. La planta de sus pies es toda una llaga. 17 años. 30 horas sin descanso. Y la pobre no puede más.
- ¿Puedo hacer una foto a tus pies?
Y ella pide permiso al marido: sí, se puede.
Aya, 30 horas de camino sin descansoALBERTO DI LOLLI
El gobierno húngaro ha endurecido las medidas y ahora junto ellos ladra un perro con bozal de la policía. Un camión del ejército pasa por la carretera cargado con rollos de concertina. Los periodistas ya no podemos acercarnos a la entrada del campo de acogida. Y los oficiales que ayer sabían inglés, hoy no saben: nada de hablar con la prensa.
Son las 8 de la mañana y en las vías de tren no pasa nadie. Como una parturienta exhausta que toma una bocanada de aire entre las contracciones, esta puerta de Europa con el quicio hecho de alambres parece haber pulsado el botón de pausa. A media mañana otra vez la procesión agotada e inagotable.
La noche anterior, en la explanada del 'check point' se produjo una estampida cuando algunos sirios empezaron a discutir con la policía. Tal vez por las identificaciones. Será por eso que acaban de llegar dos autobuses cargados de agentes. Bajan y colocan a los migrantes en filas. Es incluso cómico ver cómo tratan de gobernar lo ingobernable.
Es mediodía hace un sol de justicia. Los autobuses no llegan. ¿Por qué? Están ocupados trasladando a la gente que llevaron el día anterior al campo de acogida. Les transfieren a centros cerrados de para inmigrantes, como el de Békéscsaba, a unos 100 kilómetros de Szeged, casi en la frontera con Rumanía. El centro parece más una cárcel, rodeada de alambres por todas partes y con barrotes en las ventanas. Podría decirse que de algún modo lo es, porque no pueden salir de allí hasta no ser identificados: huellas dactilares incluidas. El director del centro no quiere hablar mucho, pero cuenta que una vez pasan los trámites les remiten a los campos de refugiados para los solicitantes de asilo. Si no acceden a identificarse, no pueden salir. Al campo de refugiados abierto no llega casi ninguno. En cuanto les dejan libres ponen rumbo al norte de nuevo.
- Alemania es nuestro sueño
Lo dice Khaldoun de 53, que guarda fila en Rödzke junto a varios cientos, mientras les repartes trozos de pan con membrillo y botellas de agua. También nos enseña orgulloso el pasaporte sirio. Y nos cuenta que otros que están allí han roto su pasaporte.
- Pakistán, Afganistán. Dicen que son sirios, pero no lo son.
Saben que Alemania ha abierto la mano a los sirios para tratar de amainar la desesperación y ha dicho que no les deportará. Y todos quieren ir allí. Aunque no todos pueden y siempre hay quien hace negocio en las tragedias:
- Nos piden 200 euros por persona para llegar a Budapest en taxi y no tenemos dinero.
Es Faraj, afgano, 33 años, cuatro hijos, 13 días caminando. Dice que trabajaba en la radio y que no hay futuro. Van a probar en tren. Y se esconden entre las cañas porque viene un coche y puede ser la policía.
Pero a este lado de Europa también hay manos tendidas.
- No todos los húngaros somos como el gobierno. Aquí el problema es que no están acostumbrados a la multiculturalidad .
Quien dice esto es Kékesi Márk, el coordinador de una ONG local que ayuda en las tareas de acogida.
- No hay modo de parar esto salvo que hagamos algo a nivel europeo y ayudemos a estas personas a que su tierra sea un lugar habitable.
En la explanada del 'check point' el calor no cesa y acaban de llegar dos autobuses para recoger gente. Aya ya se ha calmado un poco y solo llora a ratos. Su marido le acaricia los pies mientras esperan una ambulancia que solo iba a tardar 10 minutos. De eso hace más de una hora.
- ¿Qué piensas de la alambrada y de Europa?
- " Very, very tired, no answers." (muy cansada, no respuestas)
Yo tampoco.
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